【 .:Takuma Kuze:. 】

Takuma Kuze
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• Nombre: Takuma Kuze.

• Raza: Vampiro.

• Edad: Aparente: 19 años / Real: 107 años.

• Oficio: A veces hace inversiones con la herencia de sus padres.

• Tendencia Sexual: Suke.

• Características Físicas:
Takuma da la apariencia de un joven de 19 años.
Su color de cabello es rojizo oscuro, con algunos mechones negros por el flequillo y el lado izquierdo; lo lleva corto y despeinado, haciéndole lucir un aire rebelde. Posee una mirada seria, sus ojos son de tamaño mediano, con heterocromía: su ojo derecho es de color grisáceo, y el izquierdo de color ámbar. Tiene la piel tersa y rosada. Mide cerca del 1'77 y pesa 66 Kg. Es de contextura esbelta y atlética, con músculos ligeramente marcados. Lo que le otorga una imagen airosa. Tiene dos pendientes en una de sus orejas y un par de tatuajes, uno alrededor de su muñeca y el otro con el Kanji 'Shi' (muerte) bajo su ojo derecho. Sus rasgos faciales son finos pero no caen en lo afeminado. Sus pestañas son largas, su nariz es mediana y estilizada, y sus labios están bien delineados. Generalmente sus facciones siempre lucen un ceño levemente fruncido. Se viste de manera informal, pero sin perder elegancia; suele ocupar tonos oscuros de ropa, como su gabardina negra.


• Características Psicológicas:

Es del tipo de personas que 'sólo escucha lo que quiere oír', por lo tanto no es sorpresivo que se encuentre ignorando algo con lo que no esté de acuerdo.
Es una persona bastante egoísta y le gusta que las cosas sean a su manera.

Algunas veces muestra un humor sutílmente irónico y cruel. Es terriblemente desconfiado. Directo cuando tiene que dar su opinión. Su honestidad no la frena nadie, por lo que a veces puede soltar palabras incisivas, aún cuando no tenga las intenciones de lastimar.

Es arrogante, terco y muy seguro de sí mismo. Su ánimo muchas veces puede ser voluble, por lo que su humor puede influenciar su comportamiento. Hay ocaciones en las que es impulsivo para responder a provocaciones, yendo desde la fina mordacidad de la palabra venenosa y ofensiva, hasta el asalto físico si es necesario. No obstante, prefiere mantener la compostura la mayor parte del tiempo.

Es un egocéntrico, por eso posee un fuerte sentido de la propia valía, lo que lo lleva a ser excesivamente independiente. Enfatizando siempre que 'no necesita de los demás'. Su falta de remordimiento o escaso sentido de la culpa lo imprime como un insensible, carente de interés por las consecuencias de sus actos, haciéndolo ajeno a sentir alguna especie de culpa. Es demandante y posesivo. No duda en defender lo que es suyo.


• Le gusta:

√ La sangre.
√ Disfruta de la soledad la mayor parte del tiempo.
√ El otoño.
√ El olor a tierra mojada que se siente tras un día de lluvia.
√ Visitar el Bar-pub.

• Le disgusta:

Ҳ Perder, o que las cosas no resulten como desea.
Ҳ Los ruidos estridentes al despertar. Lo ponen de mal humor.
Ҳ Que invadan su privacidad o su espacio. Pues es de naturaleza solitaria.
Ҳ Que le den órdenes.
Ҳ La leche.


• Historia:

Mi historia comienza desde muy atrás. Tendría que empezar desde mis primeros años de infancia; ciertamente puede resultar aburrido, muy posiblemente no quieras ni saberlo. Pero allá voy.

Fuí hijo único de una acaudalada familia noble —humana—. Mi padre era ese tipo de persona a la que se le denomina「Déspota」... Sí, ese tipo de persona que abusa indiscriminadamente de su posición, hacía la peor combinación con mi 'madre' —para mi mala fortuna—, una hermafrodita anglosajona muy exigente. Por cierto... Con eso debo decir que soy... ¿mestizo?, ya que mi padre era japonés. Según lo que me contaron, él fue uno de los humanos que casualmente traspasaron la barrera a Chyze. Ahí conoció a mi...'madre'.

Como fuera. En esos años frecuentaba estar fuera de casa, debido a que los problemas familiares eran cuestión de todos los días. Como verás, no éramos del tipo「Fraternal」¿verdad? Ni una pizca.

Los años de mi adolescencia fueron más soportables, para mi suerte. Económicamente eran fechas complicadas, así que mis padres estaban enteramente ocupados en el negocio familiar, todavía peleaban entre ellos, pero era el enojo pasajero provocado por el estrés. Eran pocas peleas que fácilmente se podían ignorar, a comparación con las demás...

« Últimamente las cosas han ido mejorando; no somos una familia tan patética después de todo.»

Eso fue lo que pensaba. Muy profundamente, yo lo creía. Fuí ingenuo.

En mi decimoctavo cumpleaños, al alcanzar la mayoría de edad, las cosas se dirtorsionaron radicalmente. ¿Puedes imaginarte qué tan lejos pueden llegar algunos padres para criar bien a sus hijos? Aquellos hijos élite.

Yo, que en esa época era un chico demasiado confiado y despreocupado, no esperé que fuera a recibir castigos muy serios por parte de mis padres. Tal vez un fuerte y feo regaño. Sin embargo, yo estaba garrafalmente equivocado.

Mis errores empezaron a costarme la comida del día y mi libertad —me confinaban en un cuarto pequeño—, a veces recibía golpes, aunque esto último era más inusual. Una vez recuerdo que casi me volví loco por agua. La necesitaba tanto... Pedí perdón hasta agotar mi garganta y prometí no volver a desobedecer. Me habían castigado por saltarme la celebración de una de las familias amigas de la mía.

Mi padre, que era ese tipo de persona, como expliqué antes, tenía una mentalidad fría y calculadora cuando se trataba de la aristocracia, y para él era beneficioso cualquier método para entablar amistad con otras familias de renombre. Así se aumentaba el status de la nuestra, además de querer presumir un hijo envidiablemente ejemplar. No recuerdo cuántas veces lo defraudé, pero por alguna razón no me arrepiento de ello.

Así como vivía, así como era tratado, fuí cambiando poco a poco. Después de mi primer confinamiento y otros castigos, fuí volviéndome extremadamente paranoico, de hecho, actualmente sigo convencido de que mis padres habrían sido capaces de matarme de inanición si encontraban la manera de no necesitarme.

Así, algo en mi cambió también. Yo, que no habría pensado jamás en querer asesinar verdaderamente a una persona. Comencé a hacerlo. O al menos, pagarle a mis padres con la misma moneda. « ¿Si yo los confinara sabrían lo horrible que es? ¿Dejarían de hacerlo, no? También experimentarían lo desesperante que es no comer ni beber agua por días. No volverían a castigarme de esa manera si se dieran cuenta de lo extremo que son sus métodos.» Empecé a pensar.

En uno de mis muchos encuentros amistosos —obligados— con otras familias de la nobleza, conocí a “Zeke”, era un joven excéntrico y misterioso que aparentemente rondaba mi edad, para ese entonces yo ya cumplía 19 años. Fue a quién podría considerar 「Mi primer amigo」Realmente me llevaba bastante bien con él, no tenía que fingir amabilidad, creo que se dio cuenta en el primer momento en que nos vimos que yo me forzaba a sonreír. De todos modos, él para mí había llegado a ser muy importante. A veces le contaba mis pensamientos, relativamente... No era capaz de decirle sobre mis otros planteamientos más siniestros. Aunque de alguna forma le fuí sincero al confesarle mi más oculto deseo, el querer una mejor relación familiar. Más exactamente, haber tenido una infancia y un presente más fraternal.

Una noche desafortunada, bajo una cadena de eventos desafortunados. Las circunstancias me hicieron llevar a cabo mis pensamientos. Encerré a mis padres en la misma habitación donde querían confinarme nuevamente. Y les comenté mi idea de llevarnos mejor.
Como bien dicen algunos, las cosas no siempre resultan como uno las calcula. Mis padres me gritaron todo tipo de cosas, algunas dolieron. Así que los castigué dejándolos sin comer, tal y como ellos hicieron conmigo.

A la mañana, asegurándome de que mis padres no tuvieran la más mínima posibilidad de escape —los dejaría en confinamiento hasta que me comprendieran—; decidí ir a visitar a Zeke.

「Otro craso error.」

A veces me pregunto, ¿con cuántos 'malos momentos' puede toparse una persona en un mismo día?

Lo que yo hice ese día fue condenar mi existencia. Claro que yo no tenía idea de lo que sucedería. No podría ni haberlo imaginado en mis paranoias...

...Qué Zeke realmente era una criatura sobrenatural. Un vampiro.

Me encontré con él cuando iba por el jardín delantero, aunque de igual modo estaba a varios metros de la entrada de la mansión de Zeke —incluso para mí, era exageradamente grande, para tratarse del patio delantero...—. Por lo visto, él iba saliendo. —¿a cazar? No lo sé—, pero sí pude adivinar que fue un mal momento para ir a verlo.

No era especialmente un observador detallista, pero pude notarlo incómodo. La expresión que puso no fue de las mejores al verme — decir que aquello me ofendió está de más, pero lo digo de todos modos—. Y entonces, me fijé mejor, él en realidad se estaba reprimiendo, ¿de qué? Lo primero que pensé fue que quizás reprimía enojo, puesto que parecía querer atacar.

Cuando me vi en el suelo, siendo derrumbado por el peso de su cuerpo, lo único que atiné hacer fue cerrar los ojos y cubrirme la cara, en la espera de algún golpe. Sin embargo, lo que sentí fue completamente distinto e inesperado: sus dientes estaban rozando mi cuello, cerca de mi yugular. La sensación me causó escalofrío, la situación empeoró cuando intenté quitarlo de encima, entonces él se apresuró a clavar sus colmillos mientras me impedía el movimiento; nunca había notado que él poseía tanta fuerza sino hasta que forcejeé desesperadamente cuando percibí que me desangraba, que se estaba bebiendo mi sangre. No sabía de qué estaba más impactado, si de que Zeke era un vampiro, o de que iba a morir pronto. Quizás ambos.

「 Voy a morir.」

Ese fue mi último pensamiento, si no mal recuerdo, después de perder la consciencia.

Para mi fue una sorpresa despertar, es decir, estaba vivo, recostado en una de los escaños de un parque cercano. Era tarde, de hecho, estaba oscureciendo. Pero era inevitable quedarme pensando en lo que había sucedido. Definitivamente no fue un sueño ni una pesadilla, lo comprobé al tocarme el cuello y sentir los dos agujeros ahí. Después de desmayarme, ¿Zeke me había traído hasta ese lugar? Aunque miré a mi alrededor y no había nadie. Él se había ido.

En mi camino de regreso a casa, comencé a sentirme extrañamente incómodo con mi propio cuerpo. ¿Las calles siempre habían sido tan buliciosas? Mis oídos esa noche parecían inesperadamente sensibles. Pero hasta ahí, yo pensaba que eso era sólo efecto de lo acontecido, que mis sentidos estaban así de alertados por lo sucedido con Zeke. De vez en cuando miraba para atrás por si es que aparecía. Esa fue una de mis caminatas más paranoicas.

Cuando finalmente llegué a mi casa no me sentí más aliviado. Di un recorrido en busca de extraños, ¿por qué? No tengo idea. Me sentía perseguido. Y aún después de revisar no me quedé tranquilo. Entonces fuí a ver cómo seguían mis padres en la última habitación, la más escondida de la mansión.

「Mi otro gran error.」

Cuando dije que quería matar a mis padres, nunca tuve la intención de llevarlo a cabo verdaderamente. Pero cuando los vi, una ligera punzada palpitó en mis colmillos, sentía sed, una horrible quemazón en mi garganta. Después sólo reaccioné por instinto. Penosamente debo admitir que no logré controlarme. Cuando me di cuenta, los cuerpos de mi madre y mi padre yacían frente a mí, estaban... Sin vida.

Yo había dejado de ser humano desde que desperté en el parque. Y no lo supe sino hasta ese momento, cuando ya era tarde.

No quise deshacerme de los cadáveres de mis padres, así que los dejé en ese mismo cuarto. Cuando las personas me preguntaban por ellos, simplemente mentía diciendo que habían realizado un viaje de negocios. Habían personas que me creían y otras que sospechaban de mí y me temían. Entre los rumores que escuché, yo era una especie de psicópata asesino.

Sin embargo, yo sigo preguntándome, ¿quién fue el verdadero verdugo aquí?

Poco a poco las personas que vivían cerca de la mansión se alejaron. Mi casa se había vuelto como un tipo de territorio aislado y/o peligroso. Y yo me quedé viviendo ahí durante varias décadas. Arreglándomelas de una y otra forma para alimentarme.

Fueron años solitarios en donde de verdad creí que se me torcería el cerebro si no hablaba con alguien más que no fueran los esqueletos de mis padres. Entonces tuve que encargarme de los restos de los cuerpos. Los enterré en el piso del sótano, aunque me dejé los cráneos como recuerdo. La verdad es que sigo aferrándome a ellos. Así pienso que no los perdí del todo.

Si te preguntas qué es lo que hago ahora, supongo que es algo que se predice fácilmente: sigo viviendo en el mismo lugar, aunque ahora he decidido reintegrarme a la sociedad, más que nada en busca de Zeke; el único vampiro que conocía, el que me convirtió.

Pero como era de esperarse, su casa ya no estaba. Más bien parecía que él había abandonado su hogar desde mucho antes. Estuve bastante frustrado. Si debo ser franco, hasta el día de hoy no me he encontrado con él, y pienso que tal vez nunca lo haga.

• Otros:
¤ Es ambidiestro.
¤ Presenta una inconexión con el mundo exterior, llegando a rechazar y a repudiar aquella sociedad a la que se siente ajeno.
¤ Una de las partes más sensibles de su cuerpo son sus costados y sus orejas. Afortunadamente rehúye del contacto físico, por lo que mantener ese secretillo no resulta problema alguno para él.
¤ Tiende a ser demasiado extremista en ocasiones: o se hace una cosa bien o no se hace nada. Aunque esto más se refleja en base a su actitud caprichosa, cuando quiere poseer algo: o lo consigue por completo o pierde el interés. Pero siempre, debe ser un todo o un nada.
¤ Entre sus pertenencias tiene escondido los cráneos de sus padres, para él son como una reliquia personal. A veces habla con ellos. Simulando la fraternidad que nunca tuvieron.
¤ Tiene tendencias a la paranoia.
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