Mies van der Rohe

Tema: Mies van der Rohe Sáb Mar 31, 2012 1:14 am

¤ Nombre: Mies van der Rohe.

¤ Edad: 19.

¤ Altura: 1.82 cm

¤ Nacionalidad: Alemana.

¤ Raza: Therion.

¤ Ocupación: Mascota sexual/El mejor oponente en las luchas callejeras.

¤ Orientación sexual: Homosexual/Uke.

¤ Personalidad:

Al haber crecido en un ambiente donde le fue prohibido el pensar por sí mismo, Mies obedece las órdenes de sus amos como un buen “chico”, entrenado específicamente para cumplir cuanto capricho se les ocurre tener. Es amable, servicial y atento con ellos, pero arisco y receloso de los extraños.

Su capacidad de empatía o de poder sentir compasión hacia alguien es nula, puesto que durante sus lecciones de adiestramiento, siendo todavía un niño, nunca se molestaron en enseñarle o crear en él dichas emociones humanas; pero sus canales afectivos sólo se activan al estar cerca de sus amos.

Tampoco le gusta pelear ni matar de la nada, pero dado que son acciones que ponen contentos a éstos, lo hace por el placer de hacerles felices. Lo que más le gusta es que le acaricien la cabeza y le hagan cariñitos en ella, aunque también es su punto débil ya que tras un tiempo de quince minutos de caricias continuas, se queda dormido.

Es curioso de naturaleza, aunque jamás se ha escapado de donde le tienen, al lado de otros como él. Sin embargo, lo que hace especial a Mies es que dada su completa entrega a sus amos, es libre de pasearse por el lugar sin necesidad de permanecer encadenado o enclaustrado, por lo que no presenta marcas de maltrato salvo las ocasionales heridas que pueden llegar a hacerle en el campo de batalla.

Territorial en cuanto al lugar, las veces que sus amos salen, él se encarga de montar guardia en las afueras de su “hogar”, deshaciéndose de cualquiera que simbolice un peligro o que considere una amenaza.

También se hace cargo del cuidado de los demás therions que viven allí, tratándolos indiferentemente al no tener un lazo emocional que lo ligue con ellos, pero procurando no herirles, sino mantenerles en buenas condiciones, a fin de que puedan ser satisfactorios a los ojos de sus amos.

Mies es calmado la mayoría del tiempo, aunque no dudará en tumbarte al suelo o despellejarte si la situación lo amerita.

¤ Historia:

Frederick fue el nombre de uno de los soldados que sirvió a los cuidados de los experimentos realizados en Chyze, y además, fue el padre de Mies. Su joven esposa había muerto al dar a luz y el bebé fue enviado con un regimiento de soldados donde el otro, para que se hiciera cargo del recién nacido.

Los tiempos entonces eran muy difíciles y sin familia a quien poder recurrir, decidieron mandarlo con su padre, ya que la joven mujer trajo al mundo al niño en una posada, puesto que se dirigía a aquel pueblo olvidado de Dios a comunicarle la fantástica noticia a su marido, sin saber que, de haberlo logrado, no habría sido tan grata para él ya que la vida de Frederick consistía en divertirse con los experimentos del Doctor Metzger.

Una vez en sus manos, de una manera bastante fría, abandonó a su hijo en uno de los cubículos experimentales de aquella casona, donde yacía encerrada una tigresa albina y donde el militar le abandonó con el único fin de que muriera; pero el animal en cuestión acogió al niño como otro cachorro más, alimentándolo junto a su cría.

Wolfgang se percató de la curiosa interacción existente entre ellos, sin preguntarse cómo rayos había llegado un bebé humano hasta allí. Los días posteriores a su hallazgo dedicó parte del día a la observación entre tigresa y humano, percatándose de que la felino, a pesar de podía diferenciar perfectamente a uno del otro debido a la carencia de pelo de éste y a su fragilidad respecto a la fuerza con la que podía deshacerse de él, de cierta manera que no alcanzó a descifrar, no le interesaba.

Pronto su mente retorcida ideó la forma de “arreglar” el asunto, por lo que drogó a la tigresa para que se durmiera y así pudiera tomar a ambas “crías”, con fines experimentales. Lo que hizo a continuación fue mezclar sus ADN: Insertó células humanas en el tigre y células animales en el niño, devolviéndolos después con la madre.

Durante las siguientes semanas Mies –que más tarde sería llamado así, ya que en aquel laboratorio sólo era un experimento más sin nombre – no mostró ningún síntoma de rechazo a los genes del tigre, pero el pequeño cachorro enfermó de gravedad. Se debilitó considerablemente y con el paso del tiempo, pereció. Fue hasta entonces que el bebé presentó fiebre y vómitos, siendo llevado de nuevo a la sala de experimentaciones. El doctor Wolfgang lo sometió a muchos cambios más, hasta que finalmente el sistema inmune del pequeño aceptó los genes que le habían sido implantados, teorizando entonces el científico que quizá se debía al color de piel. El tigre era albino y el niño caucásico.

La tigresa siguió cuidando de él, buscando protegerlo del otro hombre, por lo que muchas veces ella fue lastimada en sus fieros intentos de mantener alejado a quien buscaba dañar a otro de los suyos.

Cuando Belzec fue liberada y todos los experimentos de Metzger fueron puestos en libertad, durante el violento y desesperado escape que realizaron todos aquellos recluidos, la tigresa murió al ser arrollada por las diversas patas y pies, protegiendo a su bebé de ellas. Mies recobró la conciencia debajo del cuerpo de su “madre” varias horas después, preocupado porque ya no se movía y por quedarse solo en un lugar donde no conocía nada.

La ciudad estaba desierta y abandonada según su parecer, pero procuró averiguar sobre lo que había a los alrededores de donde su madre había caído, volviendo a ella para refugiarse del frío y de la lluvia. Conservó pocos recuerdos de las experimentaciones, ya que a pesar del dolor y del abandono; las heridas e incluso de los golpes, el amor que la tigresa le prodigó fungía de pararrayos al resto de las cosas.

Pero pronto la población de aquel lugar comenzó a enloquecer en medio de reglas sin sentido, de esfuerzos por sobrevivir y de llegar a algún lado si es que todavía podían tener futuro. Mies fue encontrado poco después por algunos humanos que quedaron en aquella ciudad maldita, separándole del putrefacto cadáver de quien alguna vez le dio amor sin esperar nada más a cambio, que su felicidad.

El pequeño había llamado su atención porque contrario a lo que podía esperarse de una criatura en crecimiento, él no emitía sonidos humanos, sino más bien de animal e incluso se movía como uno. De hecho, el pequeño, al que decidieron nombrar Mies, les servía de mucho como guía, para moverse entre la espesura del bosque y sortear grandes peligros: trampas, madrigueras o animales ponzoñosos.

Aquellas persona encontraron en Mies también satisfacción a sus placeres, tomándolo sin consideraciones muchas veces, dejándolo lastimado y confundido, preguntándose qué pasaba a su alrededor y por qué le hacían todo aquello. Poco a poco, conforme la ciudad iba amoldándose a lo que era su alza, dichas personas acogieron más therions –con la ayuda del niño, increíble cazador –, abusando de ellos también y maltratándoles.

Un día, mientras Mies intentaba conseguir su alimento, contando entonces con ocho años, se enzarzó en una pelea con otro therion, al que terminó matando ya que en verdad estaba hambriento y de cualquier manera, sus instintos lo llevaron a ello, como lo haría en condiciones naturales en dos cazadores. Así que aquellos tres hombres –si es que puede llamárseles así –vieron en el muchacho la posibilidad de explotar sus habilidades naturales y sacar ganancias.

Pronto conformaron un imperio enfermizo donde no sólo prostituían a los therions bajo su poder, sino que también establecieron el principio de las peleas callejeras en Chyze, lucraban con la compra-venta de los mismos, ya fuera como mascotas, esclavos sexuales o peleadores; pero jamás se deshicieron de Mies, quien los enriquecía a pasos agigantados al descubrir en él la olla de oro más grande de su historia.

Tampoco se molestaron en enseñarle a hablar, como algunos otros therions lo hacían; simplemente se acostumbraron a los sonidos emitidos por el chico, que era visto como una exótica mascota. Pronto la docilidad que el joven mostraba hacia ellos fue siendo más marcada, ya que al estar siempre sometido a abusos o a ser obligado a pelear, de alguna manera terminó volviéndolo apegado a sus explotadores.

Posteriormente le enseñaron el manejo de la espada, volviendo más interesantes las apuestas, ya que pocas veces han conseguido herir a Mies en combate. Incluso los prácticas sexuales dejaron de volverse “obligadas”; el therion simplemente se acostumbró a ser tomado las veces que los otros quisieran, donde, como y cuando desearan, de todas las formas imaginables.

No es que le guste el sexo, le es parcialmente indiferente, pero tras años de prácticas forzadas, su cuerpo reacciona inmediatamente a las caricias de dicha índole. Sin embargo, a pesar de la satisfacción y placer que brinda a sus amos, Mies es el único Therion del lugar que no es prostituido; aunque no puede decirse que eso lo mantenga a salvo de la lascivia y perversión ajena.

Actualmente es un combatiente muy codiciado, llegando a ofrecerse cifras astronómicas por él, no sólo por sus habilidades de combate, sino por su belleza y por los rumores sobre la satisfacción sexual que brinda. Sin embargo, en el fondo lo único que este hermoso ejemplar requiere es cariño, valiéndose de dicha necesidad sus dueños para hacerle hacer lo que les venga en gana. Es posiblemente el único therion con quienes sean amables, ya que Mies fue tratado así desde que era un niño.

¤ Apariencia:

Tiene dos formas conocidas: La de combate y el modo “natural”.

De la segunda puede decirse que su cuerpo es delgado, estilizado y alto. Su piel es clara y aunque a simple vista las rayas atigradas no se le notan, cuando está desnudo pueden apreciarse en su espalda, piernas y parte del abdomen, ya que en los brazos son menos visibles.

Rostro anguloso y fino, manteniendo sus rasgos masculinos. Es dueño de una frente amplia la cual es cubierta en su mayor parte por sus largas hebras. Su nariz se caracteriza por la forma atigrada de las fosas nasales, mientras que el tabique es recto. Como rasgo característico de su condición, el color de sus ojos es azul turquesa.

El porte seductor, aunque es el cómo se mueve –como tigre –el que hace que volteen a mirarle. Sus orejas son ligeramente puntiagudas, como lo son dichas estructuras en los felinos al estar alerta. En la derecha tiene una especie de rectángulo metálico, que deja en claro la pertenencia a alguien, como marca; mientras que en la otra posee un aretillo meramente ornamental, en forma de lágrima, hecho de turquesa.

De cabello negro y largo, puede vérsele en ropa ajustada o pegada al cuerpo, cortesía de sus amos.

Normalmente no viste con lujo ni pomposidad, aunque puede apreciarse ocasionalmente joyas como anillos en su mano izquierda, que representa a cada uno de sus dueños. Generalmente sus ropas son fáciles de quitar y poner.

En su modo de combate, Mies cambia la coloración de sus pupilas, las cuales adquieren un matiz granate. A su vez, debajo de ambos ojos se dibuja una raya atigrada y sus orejas se puntean, tornándose agresivos los calmos rasgos faciales. En dicha modalidad Mies no es benévolo con ninguna criatura que haya provocado su enfado, no parará hasta despedazar al objeto de su ira. En peleas lo hace con la espada, tal como lo educaron, aunque prefiere hacerlo con las manos, cosa que ocasionalmente le es permitido hacer si “se porta bien”.

Además, la coloración de su piel se torna más ligera y algo pálida, contrastando con la ropa específica que viste, color negro también, pero más holgada y ligera, para facilitarle los movimientos.

¤ Imagen:

Spoiler:

¤ Otros Datos:

–Ruidos fuertes o estruendos en general lastiman sus oídos.
–Duerme mucho, aunque puede permanecer despierto días enteros si así se requiere.
–Le encantan a morir las caricias en la cabeza, es su debilidad más grande.
–Su dieta se basa en carne cruda y vegetales; es intolerante a las cosas dulces ya que su metabolismo no es capaz de asimilar los azúcares de postres o chucherías, por lo cual nunca debe dársele nada de esto.
–Tiende a comportarse más animalmente que humanamente; ya sea tirándose al suelo a tomar el sol, recostarse en la pierna de sus amos, emitir sonidos de tigre y seguir algunos de sus hábitos como la caza.
–El baño lo toma normalmente en una tina, siendo duchado por alguno de sus amos, generalmente el más apegado a él.
–Puede llegar a soportar temperaturas bajas extremas, por la genética implantada que tiene en la propia.
–Le gustan los cojines suaves y grandes.
–Sus ojos son bastante expresivos.
–Cuando no duerme en la cama de su amo, lo hace trepado en alguna rama de árbol frondoso y grueso.
–Es curioso de naturaleza.
–Su actitud tiende a caer más en la de un cachorro juguetón, cuando no está en su modo de combate.

¤ Anime o Manga del que Procede: Original.

Admin Mensajes : 52 Fecha de inscripción : 27/01/2012

Muy buena ficha Mies, una estructura diferente a la establecida pero condensasnte todo agrupando lo solicitado. Fuiste puntual y entrelazaste muy bien la historia de Metzger y Chzye con la tuya.

Bienvenido a Chyze y sientete libre a participar con confianza

Atte,

Dr. Cold
Admin-Staff

Admin Mensajes : 64 Fecha de inscripción : 13/01/2012

Bienvenido al foro, Kai. Ya Cold te ha dado el alta, así que, enhorabuena. Espero que disfrutes tu estadía, hayas leído el reglamento, y te preocupes de cumplirlo. Igualmente, espero que rolees harto y hagas bastantes amigos aquí.

Atte.
Mad Hatter
Admin. Staff